domingo, 27 de enero de 2013

Las emociones

 --Qué vas a hacer cuando te retires, ahora?
--Pondré enseguida un taller de mecánica – soy bueno en eso,me gusta, contestó el Ejecutivo de la Universidad de Música. Después de 30 años de servicio, había trabajado un par de años de más, y mientras, en el último año hizo un par de veces números de lo que iría a recibir como pensión. Contento y satisfecho de los resultados.
--Incorrecto, mi querido amigo. Debes darte un tiempo. Al menos de 6 meses a un año, antes de volver a emprender una jornada nueva de trabajo.  Eso te dará tiempo de refrescarte y analizar todo lo del taller.
Puedes ir varios meses a Alemania a estar con tu hija y tu nueva nieta, tus tesoros,  que se fué con su esposo soldado y quieren verte.
Se quedó con la mirada fija en el vacío, como si lo analizara.

      Pero en Jorge había otra prioridad. Arreglar de una vez por toda, la tranquilidad de su entorno. Se acostaba con el tiempo razonable para madrugar a abrir las oficinas ejecutivas, y luego atender y entregarse a todo el estudiantado,con las becas.
Al regresar a su hogar, tenía cuatro "cantinas", residencias ensordecedoras en todo su entorno, alfrente de su casa, al lado, y atrás.
Yo le decía:
-Aprovechemos a practicar ese ritmo, que todavia yo no lo sé bailar, (por aquel de “si del cielo te caen limones, haz una limonada”) y nos sonreíamos.
Pero sus emociones fueron tan afectadas, para manejar esta situación, que terminaron, Jorge y los vecinos en el Tribunal.
 Unos días antes de la vista, fuí a verlo a su casa, y casi recién llegue y salí del carro, veo que el vecino de alfrente junto con la esposa, agarrados de brazo y cintura venían caminando hacia nosotros, yo me metí casi en el carro, y el se quedó parado entre la entrada del portón de su casa. Pude ver claramente que el vecino portaba un gran cuchillo, que desvió el camino hacia el lado, que no había residencia, comenzó a cortar y cortar matas, vaciando todo su ímpetu y energías.  Lo antes que pude, después de ver todo, me fuí y Jorge entró en su casa. Lo llamé desde mi casa para saber cómo estaba y le dije que podía contar conmigo como testigo. Me dijo que era ella la que impulsaba al marido a esto.

El caso de alteración a la paz, se dió en el Tribunal y  le dieron toda la razón a Jorge. Le hicieron la despedida a Jorge en el trabajo.  Llegó el día de comenzar su retiro. Yo, su ex compañera de estudios secundarios, y amiga de su familia, le dí el espacio que necesita una persona, recien retirada, y el par de meses para que pensara y no influir en sus decisiones, ya yo había hecho mi contribución.
Al pasar el par de meses, lo llamé. El teléfono no funcionaba. Entonces decidí pasar por su casa.  El vecino de al lado, y amigo, me dijo, se fue y en los brazos de su madre anciana.

Las emociones le pasaron factura. No le permitieron, ni cobrar el primer cheque. Toleró tanto, calladamente, se acostaba suprimiendo sus ganas de pedir paz,  libertad, consideración. 
Las emociones nos pasan facturas, nos cobran un órgano, la vesícula, el corazón, la razón, la cordura,  y en el caso de Jorge, la factura fue muy alta.




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