sábado, 19 de julio de 2014

Y la novia no se percató de ello


En esta ocasión eran dos caballeros. Casi perfectos, constitución corpulenta y de buena apariencia. Bien vestidos y de edad jovial. Tan pronto estuvieron frente a mí, uno se derribó. Ya no tenía más defensas. Había estado en la Casa de Novias con su hija, ayudando y opinando a solicitud de ella, los vestidos y
ascesorios. Pero, su pecho explotó ya frente a mí, esto le permitía quedar de espaldas a su bebé. La niña de sus ojos, la que jamás crecerá ni dejará de ser la consentida de papi.
--Le digo aquí, a mi amigo, el doctor, que lo coja suave... (mientras con su brazo le rodeaba sus hombros)
--Es que no puedo, no puedo, le contestaba el padre sollozando desde el pecho profundo, a su amigo y confidente.
--Sí, le contesté yo, respire, suave, respire, inhale, exhale. Es cierto, es así,
Y de inmediato le menciono al amigo que no lo deje solo en ningún momento. Mientras el caballero casi se doblaba para sacar lo que había estado aguantando, sencillamente, las emociones, las fuerzas lo abandonaron allí, las defensas lo dejaron. Ya en contacto con la realidad. La amalgama de alegría, penas y remordimientos. Todo el tiempo que dedicamos a otros, tiempo que era de ella, y no estuvo allí. Tal vez calidad de vida, esperar a realizar sueños y te sorprende la noticia, que ya no estarán más contigo, a tu lado. Pero te lo anuncian con una alegría, que tendrás un nuevo hijo, un yerno, serás abuelo algún día.  El vacío que queda en el hogar, es bastante similar a una triste pérdida mortuoria. Algo incomprendido, algo que sólo el que lo ha vivido puede entender.
Y la reseña del periódico lee: "Harán su residencia en Estados Unidos".
Yo había estudiado Coordinación de Actividades, y esto no se encontraba en el currículo. Pero sí, en las reuniones de la Asociación, escuché a más de una coordinadora decir a otra -
-- La boda de mi hija, la coordinarás tú, porque yo no voy a poder con eso...
Ya habían pasado madres, y luego de hablar un rato, les decía que caminara por la tienda, hacia el lado contrario donde se encontraba ella,y algunas amigas aveces, y aprovechara para inhalar y exhalar, relajar su pecho, y pensar a manera de mantra "todo está bien, todo está bien "... Tuve que hablar con amigas de la novia y decirle que no abandonara a la madre en ningún momento en la boda, le diera apoyo, para poder pasar el momento del despegue, y aún cuando fueran a la casa la acompañara.

El día de la boda de su hija, sé, estoy segura, el caballero disfrutará de la boda, bailará, compartirá, porque un día cuando menos lo esperaba, en el lugar que menos esperaba, con una dama desconocida y un amigo, la Vida le exigió trabajar sus emociones. Él y su ser interno trabajaron, lidiaron, hasta llegar a la paz, que le permitirá en su crecimiento, aceptar el camino y seguir disfrutando del regalo que nos ofrece desarrollar nuestra salud emocional.
Fuí testigo de cómo mi madre, al llegar de la boda, se movía, sacando fuerzas de donde ya no quedaban más, para mostrar fortaleza delante de los que quedábamos aún en la casa. Y buscando, como quien diría, la sombra de la hija ausente recién casada.


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